De todo su discurso, que no fue breve, me quedo con una frase:
"En la politica hay que tomar decisiones en el momento adecuado." - Ana Botella
Pues deje que le replique. Qué fácil es, señora Botella, tomar decisiones de trascendencia vital cuando las consecuencias no son más que pecata minuta para aquellos que las han tomado. Qué fácil es ponerse a la sombra del árbol que más abriga pensando que así nos vamos a librar de un buen chaparrón.
Vaya, resulta que en Irak no habia armas de destrucción masiva. Resulta que los autores del 11-M nada tienen que ver con ETA, y resulta que bomba tras bomba, y bala tras bala, y víctima tras víctima, un país ha sido reducido a poco más que la edad de piedra. Y con difícil solución a corto y medio plazo. Por si no se lo imagina, señora Botella, estoy hablando de Irak.
Yo, español de nacimiento (y no se equivoque: orgulloso de mi país), al igual que la mayoría de españoles no me sentí representado en la famosa foto tomada en las Azores, en la que Bush, Blair y Aznar se daban la mano.
Si observamos sus caras de convencimiento, de seguridad, de positivismo, y de ambición, parecería que estuvieran haciendo algo importante para la humanidad: centrándonos únicamente la imagen, la foto podría haberse titulado: "Unión de naciones para evitar el cambio climático", o "Los más poderosos contra el hambre en el mundo", pero no... desgraciadamente el título era "La futura guerra de Irak."
No le estoy culpando de la guerra de Irak. Desgraciadamente, no había otro futuro para los iraquíes despues del 11-S, aunque no tuvieran nada que ver. La decisión fue tomada por Bush, y la iba a realizar al precio que fuera, con o sin el Partido Popular, o con o sin el beneplácito de la ONU.
Yo le culpo de hacer una apología irracional, con una actitud completamente empecinada y con un fervor religioso opusiano sin paragón de unas decisiones malamente tomadas por su partido. Le culpo de anteponer intereses partidistas a vidas humanas, y eso en otro contexto no muy diferente al actual podría ser perfectamente juzgado por el delito de "crímenes contra la humanidad".
Tanto que habla de España por aquí, España por allá..., no me equivoco al decirle que este país que usted tanto tiene en boca está todavía esperando una disculpa por los errores que su marido Aznar y el Partido Popular cometieron al apoyar la guerra de Irak, y, como dice usted, por las decisiones erróneas y de consecuencias catastróficas que se tomaron a la ligera en un momento dado. Disculpa que, si no me equivoco, nunca va a llegar a ser concienzudamente redactada y abiertamente comunicada.
Tome una decisión acertada ahora, señora Botella, e interésese por los homosexuales y transexuales de la Comunidad de Madrid no sólo en época electoral, sino durante todo el año. Sus ideas sobre la familia son muy respetables, pero tienen el mismo valor que las de otras personas con una filosofía opuesta.
Y lo más importante: comunique a su partido que presente una disculpa formal a todas las víctimas inocentes de la guerra de Irak: a padres, madres, niños y niñas, abuelos y abuelas, nietos y nietas, y a todos los miembros de familias sesgadas de por vida; hágalo, señora Botella, pues todos cometemos errores, y es un acto noble y propio de genios reconocer los propios errores.