lunes, 10 de septiembre de 2007

Primera carta al Papa de los superficiales

"El Papa acusa a la sociedad del ocio de desvirtuar el domingo"


"La necesidad de personas que dediquen sus vidas a Dios es apremiante en una sociedad que se vuelca en el poder y se olvida de vivir el domingo en toda su plenitud espiritual, y que incluso pone en peligro el futuro de su entorno, expuso el Pontífice en su homilía en la catedral de San Esteban, abarrotada de fieles."

"Jesús llama a la gente a dejar todo atrás para estar totalmente disponible para él y para los demás y así 'crear el oasis de amor desinteresado en un mundo donde demasiado a menudo sólo parece contar el poder y la riqueza', afirmó, ataviado con una casulla de seda verde, en su primera alusión a la crisis de vocaciones en la Iglesia católica."

"Los hombres y mujeres de Occidente, un mundo que considera superficial, han transformado el domingo en una jornada de ocio. 'El ocio es seguramente algo bueno y necesario, sobre todo entre la prisas alocadas del mundo moderno' pero 'si carece de un foco interior, de un sentido total de dirección, entonces, en última instancia, se convierte en tiempo perdido que no nos fortalece ni nos reafirma', explicó."

[Extraído de Yahoo Noticias.] Leer noticia completa...

Perdone su excelentísima, esta es la primera carta que escribo a un Papa y seguramente no use los términos ni las formas correctas destinadas a tal propósito. Tras leer sus afirmaciones, he de reconocer que no le he entendido bien. Para empezar, sería un error y toda una hiprocresía por su parte tratar de superficial a la sociedad, sobre todo viniendo de la iglesia católica, y mas aún del Vaticano. Sí, es cierto, existe hipocresía desde los orígenes del hombre, y esta esta presente en mayor o menor medida en todos, usted y yo incluídos.

Con todos mis respetos, creo se equivoca al decir que ya no hay nadie que no busque el poder y la riqueza: Esto no es verdad, excelencia. Sólo tiene que salir a la calle, ir un poco más allá del paraíso de sus jardines papales, y observará a decenas, cientos, miles de jovenes por la paz, ecologistas, voluntarios, colectivos anti-violencia, misioneros, organizaciones humanitarias, ... , y gente repleta de buenas intenciones, en definitiva, BUENA GENTE, que si no comparten su credo o no han entregado su vida a la iglesia quizás sea porque la iglesia no sabe llegar a sus corazones, o la ven como un negocio más, muy lejano, desvirtuado y corrupto, y prefieren hacer la obra de Dios a su manera, la cual tiene el mismo o incluso más valor que la vuestra, su excelentísima, ya que son capaces de seguir sus propios espíritus sin necesitar ayuda alguna, y realizar la obra del bien tan necesaria estos días.

Tiene usted razon, excelentísima, al afirmar que toda esta buena gente no ha dado su vida a Jesús; pero debe especificar: no ha dado la vida a SU JESUCRISTO; se la han dado al que llevan en sus corazones, y ese Jesús, excelentisima, no puede ser comprado con dinero; no se deja intimidar, no hace distinciones entre seres humanos ni credos, es desinteresado, y vive sereno dentro de cada persona. Y es únicamente ése y no otro el auténtico Jesús, al que toda esta buena gente ha dado su vida; y es por ello, excelencia, que sus almas son incorruptibles y permanecen intactas.

No soy creyente, pero como todo ser humano, se distinguir el bien del mal, y creo que el auténtico Jesús nunca es impuesto, es el que brota de cada uno: es el autentico: el que todos llevamos dentro, creyentes y no creyentes. Es una esencia pura que nace del individuo, y permitanme pues los lectores de otros credos llamarle Jesús, si bien podria haberlo llamado Dios, en cualquiera de los idiomas y credos, pues todos los seres humanos somos iguales.

Por tanto, soy yo quien le acuso a usted, excelentísimo pontífice, de desvirtuar la sociedad del ocio; y en general, a toda la sociedad con sus afirmaciones.

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